Son las 8 de la mañana y 25 jóvenes de la Institución Educativa de Trabajo San José se preparan para comenzar su clase de barbería básica, un oficio que les generará ingresos y la posibilidad de reintegrarse a la sociedad de manera legal.
Sus rostros reflejan alegría, amistad y esperanza, con motivación se dirigen a su ambiente de aprendizaje, una barbería que recientemente ha sido dotada por la Institución con todos los elementos que les permite practicar en sus modelos, que son sus mismos compañeros, los cortes de moda que el instructor del Centro de Servicios y Gestión Empresarial del SENA en Antioquia, Héctor Marín, les enseña a realizar.
No tienen menos de 14 ni más de 18 años, están en esta Institución por restablecimiento de derechos o por el sistema de responsabilidad penal. Varios de ellos de manera interna; otros van a sus casas solamente los fines de semana y los demás van y vienen todos los días, porque así se los exige la medida legal impuesta.
Quizá el pasado no les sonrió, quizá las problemáticas sociales y económicas que afronta la sociedad colombiana les cerraron la posibilidad de estudiar y desarrollarse integralmente como cualquier otro joven menor de edad que tiene la responsabilidad y el deber de prepararse para el futuro.
“Es muy bonito ver como un joven entra aquí, con el horizonte perdido, y ver cómo van encaminándose, cómo se van enfocando para servirle a la sociedad. Es gratificante ver a un joven que entró por un motivo de infracción a la ley y cómo hoy en día está trabajando en empresas reconocidas y no repiten historias” expresó con orgullo Rodrigo Montoya, coordinador del área de formación laboral de la Institución Educativa de Trabajo San José.
Rodrigo lleva 23 años de su vida dedicados a estos jóvenes. Luego de ver la oportunidad laboral que hay en las barberías -porque en los últimos años los servicios que prestan en los barrios tienen alta demanda de hombres en un territorio tradicionalmente de mujeres- buscó al SENA para que llevara su formación a la Institución.
“Yo he aprendido cómo hacer un desvanecido, un siete, un fey; cómo marcar mejor, antes no lo sabía; por eso me veo más adelante como un excelente barbero. A los jóvenes que están en la calle les recomiendo que estudien para que puedan escoger un futuro mejor para sus vidas”, así lo manifestó uno de los aprendices que se beneficia de esta formación.
Con ellos se completa un grupo de 50 jóvenes que han aprendido el oficio de barbero; ahora la meta es beneficiar a sus madres, en su mayoría cabeza de hogar, y a las parejas sentimentales de algunos de ellos, que a tan corta edad ya son padres, para que se formen en el tema de belleza y estética con el fin de conformar pequeñas unidades productivas de trabajo y tener un nuevo proyecto de vida conjunto.
http://periodico.sena.edu.co/inclusion-social/noticia.php?t=barberia_laboral&i=62
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